He vivido una situación que puedo decir ha aumentado mi sabiduría experiencial y siempre decido ser feliz.

Antes de exponerla quisiera hablar de la importancia de vivir las experiencias de la vida sin resistencias, etiquetas ni juicios. Decidir ser feliz es tan fácil o difícil, como decidir no serlo. Las etiquetas y significados que das a las cosas determinan el grado en que te afectan y las emociones que te provocan.

Cuando etiquetas, dejas de ser genuino, de ser auténtico y de vivir realmente esa experiencia. Aceptar sin resistencia lo que se te ocurre, te permite llegar a resultados más creativos  y equilibrados, la vida es un ir y venir, nada es estable, nada se mantiene igual eternamente, por tanto ten por seguro que después de la tormenta llega la calma al igual que después de la noche llega el día.

Elijo y decido ser feliz el máximo tiempo posible.

En ocasiones te preguntarás por qué vives las mismas experiencias una y otra vez, quizás se repiten porque no has incorporado el aprendizaje que llevaban para ti. Te dejo este artículo hoy elijo ser mi prioridad, hoy elijo ser feliz, para que sigas aprendiendo a amarte y respetarte.

Si una situación te produce rabia, por ejemplo, ¿Qué ocurre cuando vuelves a vivir esa situación? ¿Decides aprender o sufrir en ella? Puedes probar a experimentar la comprensión, la gratitud, ser feliz, etc. Tu puedes decidir si quieres adquirir más sabiduría con esa experiencia o quedarte peor incluso que estabas.

Recuerda yo te puedo contar muchas cosas teóricas, puedo compartir mis aprendizajes, pero lo que realmente te aportará sabiduría “experiencial”, es que tú lo vivas. Las cosas no son buenas ni malas, son lo que son. Aceptarlas y vivirlas es una decisión que te colmará de tranquilidad y te hará más feliz.

Aumenta tu experiencia vital y tus aprendizajes de vida.

Cada situación que vives te provoca una emoción, lo primero que has de averiguar es:

  • ¿Cuál es esa emoción?

Si vives cada experiencia como un aprendizaje:

  • ¿Qué aprendizaje te gustaría que fuera?
  • ¿Qué emoción te gustaría sentir con cada experiencia vivida?

Disfruta cada día como si fuera una obra de teatro, llena de actores que van a desempeñar un papel para ti, prueba diferentes registros, escucha tus emociones, averigua qué te quieren decir y pregúntate si realmente es eso lo que deseas o quieres experimentar.

Baila entre los personajes aceptando recibir todo lo que te van a ofrecer, luego agradece a todas esas personas que te han ofrecido ese abanico de posibilites de aprendizaje y saca tus propias conclusiones. Acepta cada situación como viene para aprender más de ti y poder tomar mejores decisiones y no significa quedarse en la inacción, sino en la observación, en tomar perspectiva para tener mayor claridad.

obra de teatro La Bella y la Bestia

Hecha esta pequeña introducción paso a contarte lo que me ha ocurrido y las reflexiones que de ello he sacado, entre ellas que únicamente yo decido ser feliz, nada depende del exterior todo está dentro de nosotros. Te invito a tomar nota y reflexionar al respecto, buscando alguna experiencia personal que te resuene a tenor de leer la mía.

¿Cómo decido ser feliz? Tomando perspectiva para no alterarme, ser el observador

Hace escasamente un mes fui a recoger unas cosas a un trastero que tengo alquilado y al llegar no había espacio para aparcar, así que pensé: como sólo voy a estar unos minutos lo subo a la acera.

Así lo hice, es una acera grande donde frecuentemente aparca la gente cuando las plazas están ocupadas, «no por ello voy a decir que fuera correcto».

Cuando ya me disponía a abrir el coche para irme, apareció como caído del cielo un policía en su moto, que bajó y empezó a chillarme y a echarme la bronca. En este momento todavía no había reaccionado, ya que no sé por dónde llegó, simplemente “apareció y aparcó detrás de mi coche en la acera”.

Lo único que percibí era a alguien exageradamente alterado, gesticulando y elevando la voz de manera exagerada, en ese momento simplemente decidí dejar fluir la situación, no añadir mas leña al fuego y esperar a que pasara lo antes posible.

Sin embargo el seguía y seguía… según iba gritando me reñía como si fuera una niña pequeña, ocurrió algo en mi mente, tomé de manera creo que inconsciente, una decisión:  respiré, le miré y comprendí que podía ponerme una multa con todo el derecho, pero que lo que no me iba a llevar también, era su emoción, su rabia. 

Así que me limité a decirle: Tiene usted razón, es cierto lo que dice, disculpe… pero él seguía vociferando.

Todo esto ocurrió en unos segundos, y ¿Quieres que te diga una cosa? No sentí ninguna emoción distinta a mi estado emocional en ese momento. 

Como habían otros 2 o 3 coches más delante de mi y en vista de que yo no le replicaba… comenzó el griterío con los otros, que le siguieron el juego, en ese momento todos han dejado de decidir ser felices. 

Yo intenté irme, pero claro, el policía que nos estaba riñendo por aparcar el coche en la acera, curiosamente había bloqueado mi salida por aparcar, como te he comentado antes, en la misma acera donde el decía que no se podía estacionar.

Pasada esta situación todos cogemos los coches y nos vamos, el policía haciendo gala de su ya comprobada coherencia, sale disparado a toda velocidad en una avenida de cuatro carriles y dos direcciones. Pero… ¿Sabes cómo salió? Cruzando la avenida para coger el sentido opuesto, pisando todas las líneas continuas habidas y por haber.

Pasado el trago, me dispongo a irme y cambio el sentido correctamente en la rotonda, llego a un semáforo que estaba en rojo. Mientras esperaba que se pusiera en verde, algo pasa por mi lado a toda velocidad, era un motorista. Si seguro que lo has intuido… ese motorista era el policía. Me quedé alucinada y decidí seguirlo ya que íbamos en la misma dirección, lo perdí pronto, se saltó que yo pudiera ver al menos 3 semáforos rojos.

Policía motorizado

Esta situación me hizo reflexionar y ver qué había aprendido. La verdad es que desde que te levantas estas expuesta a vivir experiencias, que te van a ayudar a conocerte más y mejor, a crecer y aumentar tus aprendizajes. 

En primer lugar tuve muy clara una cosa, esa persona venía con un estado emocional que no me interesaba nada comprar, posiblemente le habría pasado algo o tendría algún problema o simplemente necesitaba compensar una falta de autoestima encubierta bajo esa ira y agresividad manifiesta y el poder que el uniforme le otorgaba.

Yo sabía que si le irritaba más, le hacía ver que me estaba chillando, que me estaba faltando el respeto, que las cosas se pueden decir de otra manera con educación o simplemente que había aparcado también en la acera… iba a caerme la multa sí o sí. 

Si optaba, en cambio, por no entrar en su juego, mantener la calma y darle la razón, podía tener una posibilidad de no ser multada amén de no contagiarme de su emoción.

Así que preferí quedarme en la postura del observador, no implicarme y dejar fluir la situación tal cual se presentaba, digamos que tomé la decisión de vivir esa situación desde otro registro emocional. Puedo y decido ser feliz.

Decido ser feliz desde el observador

No quería experimentar la ira, ni la agresividad, por el contrario experimenté una situación de autocontrol, serenidad, paciencia, comprensión y quiero decirte ahora que no me escucha nadie, que también me resultó graciosa.

Conclusión: Me sentí muy bien con la decisión que tomé, de echo ni siquiera juzgué al policía, simplemente viví el momento, adopté una postura ecológica para mi y se fue con su carga emocional y conducta desproporcionada por el mismo sitio que vino.

Gracias a todas las personas que día a día me ayudan a conocerme mejor. Si quieres conocerte un poco mejor en este otro post te explico qué es la conexión consciente y cuántica.

¿Y tú has vivido una situación en la que dijiste?: decido ser feliz o por el contrario, ¿Compraste el enojo del otro? Déjalo en los comentarios te responderé lo antes posible y nos servirá a tod@s para reflexionar y así aportas tu granito de arena.

Espero te haya gustado este post para que juntos podamos seguir creciendo.